martes, 3 de mayo de 2011

¿Para qué sirve la Geografía?

El espacio urbano (Tema 9)

IES RÍO GÁLLEGO. 2º BACHILLERATO. GEOGRAFÍA DE ESPAÑA
Tema 9: El espacio urbano
Actividad de ampliación: Historia del espacio urbano de Zaragoza
 “Zaragoza es una ciudad concentrada. Por diferentes razones nos encontramos hoy todavía con una urbe que mantiene una alta densidad de población en el conjunto del núcleo urbano. (…)
Nuestra ciudad (…) no se ha dejado deslizar por la fácil pendiente de la ciudad dispersa, siguiendo el modelo anglosajón. Y ello a pesar de contar con un territorio muy extenso, que alcanza 1060 km2  y supone multiplicar por dos la superficie de Madrid, por seis la de Valencia y por diez la de Barcelona. (…)
La ciudad ha mantenido a lo largo de su historia un crecimiento contenido y una estructura radial que parte de un recinto amurallado romano que coincide de forma casi total con la medina islámica y con lo que hoy constituye el núcleo del casco histórico –perímetro marcado por el Coso y Cesar Augusto-.
La ciudad bajomedieval supuso tan sólo un crecimiento limitado que ni tan siquiera alcanzó hasta las orillas del río Huerva por el este y el sur, ni la Aljafería por el oeste, incluyendo en esta zona la plaza del Mercado en lo que hoy conocemos como barrio de San Pablo, el “ensanche” cristiano de Zaragoza. Esta función comercial, ya heredada de la época romana, se asentó en este barrio contribuyendo a convertirlo, hasta hace pocas décadas, en el centro del comercio urbano.
Estos mismos límites son los respetados por la ciudad renacentista.
La ciudad barroca experimentó una pequeña expansión territorial, siempre limitada por el Huerva y que tuvo en la construcción del Canal Imperial (1784) un hito histórico con efectos relevantes en la expansión geográfica de la ciudad con la creación de los barrios de Torrero (Miraflores) y Casablanca como instalaciones portuarias muy alejadas del núcleo urbano. Infraestructura hidráulica que aportó navegabilidad fluvial, nuevo suelo agrícola y un agua de mayor calidad que contribuyó enormemente a mejorar la ciudad, al tiempo que atrajo a sus orillas las importantes empresas harineras de la época.
La margen izquierda del Ebro estuvo apartada del crecimiento urbano, con muy pequeñas implantaciones, como el arrabal musulmán. Su inundabilidad por un Ebro indómito estuvo, con toda seguridad, en el origen de este vacío urbano que tan sólo se fue colmantando mucho después.
Las destrucciones de la guerra de la Independencia y la ulterior desamortización de los bienes eclesiales permitieron un ensanche desde el Coso hacia el sur hasta la puerta de Santa Engracia –actual plaza de Aragón- mediante el actual paseo de la Independencia.
La segunda mitad del siglo XIX vivió el primer intento de ordenación urbanística básica por parte del arquitecto municipal José Yarza y que fue denominado plano geométrico (1860)… con hitos como las aperturas de la calle Alfonso en 1866 y la de Conde Aranda en 1917.
La importante Exposición Hispano-Francesa de 1908 impulsó un ensanche urbano en lo que hoy conocemos como plaza de los Sitios y Santa Engracia.
En cualquier caso, los crecimientos de la zona urbana son hasta esta época siempre limitados,…
La ciudad tuvo a partir de 1910 una importante expansión demográfica y tuvo su traducción territorial. A ello contribuyó la llegada del ferrocarril. La estación del Norte tuvo una gran influencia en la “colonización” de la margen izquierda… impulsó la creación en su entorno de industrias y de los correspondientes bloques de viviendas obreras. Los mismos efectos se produjeron en el área contigua a la nueva estación de Madrid (Portillo).
La llegada del ferrocarril coincidió con el cambio de ciudad comercial a ciudad industrial, con el florecimiento de industrias ligadas a la construcción e infraestructuras de transporte, así como, a finales del XIX, a la creación de unas industrias químicas relacionadas con los abonos agrícolas. Estas empresas se implantarían en una zona evitada para usos residenciales por su inundabilidad: la Almozara, durante muchos años denominado barrio de “La Química”. (…) también el ferrocarril sirvió para hacer crecer y aglutinar en su entorno industrias, viviendas obreras y nuevos barrios, como el Picarral con la Estación del Norte (en torno a la Azucarera de Aragón) y el del entorno de la estación de Madrid (en torno a MZA o talleres de Cardé y Escoriaza).
Los ríos, que estuvieron en el origen de la creación de la ciudad, se convirtieron pronto en una traba para su expansión. El río Huerva suponía el principal obstáculo para el crecimiento geográfico de la ciudad y por ello hubo diversos proyectos para su desvío. Finalmente se optó por cubrirlo al inicio del siglo XX, lo que permitió la creación de unos ensanches residenciales destinados a la burguesía y que desplazaron el centro de la ciudad desde la plaza de España a la de Paraíso con el consiguiente deterioro del centro histórico.
Por el contrario, las harineras y azucareras buscaron implantación junto al río Gállego, atraídas por la mejor calidad de sus aguas en aquella época.
Otro invento, el tranvía, que inició su andadura en 1885 permitió el crecimiento de barriadas incipientes como Torrero, Venecia, Las Fuentes y, sobre todo, Delicias.
El importante crecimiento demográfico ligado al desarrollismo de los años 60 tuvo su reflejo en el crecimiento de las zonas residenciales, especialmente de los nuevos barrios obreros y también en el nacimiento de unas nuevas zonas industriales ubicadas dentro y fuera del municipio.
No menos importante para la ciudad son los sucesivos desplazamientos de la industria por el avance imparable de viviendas. En menos de veinte años, las empresas se desplazan más allá del ensanche de las clases acomodadas y, especialmente a la margen izquierda.
Jerónimo Blasco y David Baringo,  Zaragoza, ciudad sostenible: estado de la cuestión, Zaragoza,
Prames, 2004

IES RÍO GÁLLEGO. 2º BACHILLERATO. GEOGRAFÍA DE ESPAÑA

Tema 9: El espacio urbano. Los proyectos de ensanche del siglo XIX

ENSANCHE: Planteamiento urbanístico realizado fuera del casco antiguo de las ciudades debido a la falta de suelo urbanizable por la demanda de vivienda de la burguesía y la clase trabajadora en los núcleos urbanos industrializados. Se aplica desde la segunda mitad del XIX hasta mediados del XX.

“Los urbanistas del siglo XIX se atienen en la mayoría de los casos al trazado de cuadrícula con aridez y monotonía exasperantes, consecuencia de un espíritu estrictamente utilitario. (…) Sin centros dominantes y sin espacios libres. Sólo domina el ansia rapaz de aprovechar todo el terreno al máximo. Las calles son todas iguales, para de esta manera poderse cotizar igualmente. (…) Los terrenos dejaban de ser tierras de labor para convertirse en solares (…) Para una época que apresuradamente parcelaba, vendía y construía barrios enteros, nada podía ser más simple que el trazado de cuadrícula.”
Chueca Gotilla, Breve Historia del urbanismo, Madrid, Alianza Editorial, 1980.

El proyecto de ensanche de Barcelona de Ildefonso Cerdá (1859)
Arquitecto, ingeniero, urbanista, diputado a Cortes, miembro del Partido Progresista, comandante del batallón de milicianos durante el bienio progresista, en 1858 obtuvo autorización gubernamental para realizar estudios sobre el ensanche y reforma de Barcelona y su plan fue impuesto por el gobierno tras largo forcejeo con el ayuntamiento de Barcelona que ya había aprobado otro plan.
“El plan Cerdá establecía una urdimbre de calles paralelas al mar y la trama de calles perpendiculares a las anteriores; del cruce de urdimbre y trama surgían las mallas o manzanas cuadradas con chaflanes en los ángulos. Dos vías diagonales atravesaban el conjunto. Las calles debían tener 20 m de ancho como mínimo y estaban orientadas según las bisectrices de las direcciones N-S y E-O, por lo que los chaflanes de cada cruce daban frente a cada uno de los cuatro puntos cardinales. En las manzanas sólo se podía edificar en dos de sus lados, por lo común opuestos, en una profundidad de 20 a 24 m, y el resto estaba destinado a jardines. El plan dejaba espacios libres para ser dedicados a mercados, escuelas, iglesias y otros edificios públicos, y preveía la creación en la ciudad antigua de tres vías de 20 m con ampliaciones en sus extremos y cruces, que debían ser prolongación de tres calles del ensanche. El plan desagradó a los propietarios barceloneses, que lo consideraron una imposición  y acabaron desvirtuando por completo el proyecto de esta ciudad-jardín: se edificó en los cuatros lados de la manzana, se cerró y construyó en el espacio interior de ésta, los edificios alcanzaron una altura de 24 a 27 m, superior a los 16 previstos por Cerdá, y no se dejaron prácticamente espacios para los edificios de utilidad pública. El egoísmo de los propietarios del suelo falseó uno de los primeros y más atrevidos planes de urbanización ciudadana moderna.”

La ciudad lineal de Arturo Soria (1882)

“Era un tipo planificado de crecimiento suburbano ligado a las infraestructuras de comunicación. Se trataba de una calle de quinientos metros de anchura con tranvías en el centro, donde se encontraban también las conducciones de agua, gas y electricidad. Plantada de árboles, la calle daba acceso a parcelas laterales iguales donde se levantarían las casas unifamiliares; el suelo debía ser expropiado y gestionado por el municipio. Esta ciudad lineal podría llegar a constituir un gran eje de Cádiz a San Petersburgo y de Pekín a Bruselas. Arturo Soria consiguió pasar de la teoría a la práctica y ensayó su proyecto en la periferia nordeste de Madrid, con una sociedad anónima creada en 1894, ya que administración alguna se interesó en ello. La ciudad lineal madrileña de hoy, que da nombre a todo un distrito de la capital conserva de las ideas de su creador tan sólo la denominación, convertidos en escuelas y equipamientos los escasos chalets que han sobrevivido, y una vez perdido cualquier sentido de linealidad. Aunque la ciudad lineal ha sido conocida y difundida en otros lugares del mundo, Soria, como Cerdá, ha visto escasamente reconocido su papel pionero en las historia del planeamiento urbano.”


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Tema 9: El espacio urbano.

Breves apuntes sobre el ensanche burgués zaragozano: la huerta de Santa Engracia y la exposición internacional de 1908:

La celebración de la Exposición de 1908 con motivo del centenario de los Sitios de 1808 supuso el punto de arranque para la urbanización definitiva de la huerta del monasterio de Santa Engracia y zonas adyacentes, lugar éste gravemente dañado en la guerra de la Independencia.
Tras la promulgación de la Orden sobre planos geométricos de las poblaciones en 1846, comenzaron a proyectarse en muchas ciudades planos para alinear calles, abrir nuevas vías, fijar el crecimiento y urbanizar terrenos vacíos. En Zaragoza, el proyecto fue llevado a cabo por el arquitecto municipal José de Yarza en 1860.
Proponía la creación de grandes manzanas de trazado recto y la formación de dos plazas de reducidas dimensiones. No se llevó a cabo, ya que fue calificado de trasnochado y el propio alcalde lo tildó de “mezquino” por sus reducidas dimensiones. Así, mientras la ciudad crecía hacia el sur, esa zona permanecía sin urbanizar.
Fue entonces cuando se le encargó a Félix Navarro proyectar el Ensanche parcial de la ciudad hacia el medio día (Anteproyecto de parque de Zaragoza). Los terrenos que actualmente limitan el Paseo de Independencia, Calle de San Miguel y  Paseo de la Mina, se transformarían en “un delicioso parque con edificaciones nuevas y elegantes en tres de sus lados y completamente abierto para la vista hacia el mediodía, para no privarse del bellísimo panorama que ofrecen los dilatados y risueños campos del sur…” El parque se articulaba a partir de una plaza circular poblada de árboles, en la que concurrirían las distintas calles que provenían del Coso o del Paseo de la Independencia.
Los planes de Félix Navarro no se llevaron a cabo, y hubo que esperar a 1900 cuando se aprobó el proyecto del arquitecto municipal Ricardo Magdalena. En él se observa la influencia del plano ortogonal de Cerdá. Se adopta el tipo de manzana cerrada con patio interior y chaflanes en sus esquinas. El número de calles son seis, tres perpendiculares al Paseo de Independencia y tres paralelas, todas ellas arboladas. 
Sin embargo, no se puso en marcha hasta unos años más tarde cuando el ayuntamiento vio en esos terrenos el lugar ideal para la Exposición Hispano-Francesa. Se construyeron como edificios permanentes el Museo Provincial de Bellas Artes, la Escuela de Artes y Oficios y el asilo de “La Caridad”. También el Monumento a los Sitios, obra del escultor Agustín Querol, ubicado en el centro de la plaza  y el Kiosco de la Música de Martínez de Ubago.
Por último, destacar que la búsqueda de calidad de vida se reflejó en la gran amplitud de las viviendas construidas en el ensanche de Santa Engracia. Asimismo las calles estaban trazadas con un criterio moderno de amplitud con las esquinas en chaflán. Todas confluyen en la plaza de los Sitios de una manera radioconcéntrica.
Isabel Yeste, La exposición de 1908 y la creación de un nuevo espacio ciudadano, 2004
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Tema 9: El espacio urbano.

Actividad de ampliación: los proyectos de Casas Baratas

Pretendían solucionar el grave problema de escasez de vivienda y hacinamiento de los obreros que venían a la ciudad. Permitían la expropiación forzosa de terrenos por parte de los ayuntamientos para poner en práctica proyectos de casas baratas, algunas de ellas inspiradas en la ciudad-jardín desarrollada por el urbanista británico Ebenezer Howard. Los ayuntamientos estaban obligados a la exención de todo impuesto municipal a favor de este tipo de casas y concedía otro tipo de beneficios crediticios. En el marco de esta ley se realizaron numerosas viviendas, tanto familiares como bloques de cuatro o cinco plantas. 

“Artículo 1: Se entenderá por Casa Barata la que haya sido reconocida oficialmente como tal, por reunir las condiciones técnicas, higiénicas, económicas y especiales, en su caso, para determinadas localidades, que expresen esta ley y el Reglamento para su aplicación. Podrán estar aisladas, unidas a otras o formando grupos o barrios, y podrán tener uno o varios pisos.
Artículo 3: Los beneficiarios de Casas Baratas, ya sea en concepto de inquilinos, en el de amortizaciones o en el de propietarios, no podrán disfrutar un ingreso anual superior al que por el Reglamento se señale para cada localidad. La mayor parte de dicho ingreso total habrá de proceder especialmente de salario, sueldo o pensión.
Artículo 6: Podrán construir las Casas Baratas: el Estado, los Ayuntamientos, las demás Corporaciones oficiales, las Sociedades de todas clases y los particulares.
Artículo 58: los cimientos y muros hasta un metro de altura han de construirse de modo que resulten protegidos de la humedad del suelo.
Se protegerá, las fachadas de las casas con aceras de 0,60 metros de anchura, como mínimo, que impidan las filtraciones de agua en la parte inferior de los muros.
Los muros exteriores y las cubiertas de los edificios deberán tener las debidas dimensiones, para garantizar su solidez, y habrán de proteger suficientemente el interior contra las variaciones atmosféricas de humedad y temperatura.
Artículo 59: La superficie descubierta destinada a patios, jardines, etc., será como mínimo, el 15% de la total del solar, cuando la casa tenga una sola fachada y su altura exceda de siete metros; si no llegase a esa altura podrá ser solo del 10%.
Si la finca tuviere dos fachadas o más, los tantos por ciento anteriores podrán ser reducidos al 13 y 8% respectivamente.
Todo patio o patinillo, mancomunicado o no, no podrá tener superficie menor de diez metros cuadrados, con lado mínimo de tres metros.
Esta condición se cumplirá siempre, aunque resulten mayores los tantos por ciento de superficie descubierta, en el caso de un solar de reducidas dimensiones.
Artículo 62: Ha de atenderse a la evacuación rápida, y en condiciones higiénicas, de materias fecales y aguas sucias, basuras, detritus e inmundicias de todas clases.
Ley de Casas Baratas, 10 de diciembre de 1921.

Temas Geografía PAU

IES RÍO GÁLLEGO. 2º BACHILLERATO. GEOGRAFÍA DE ESPAÑA
Temas, gráficos y mapas que entran en la prueba de Selectividad (2011) ordenados según el libro de texto de Anaya.
Unidad 1: El espacio geográfico español: diversidad geomorfológica
Mapas: -Mapa topográfico (pág. 26)
            -Mapa litológico (pág. 31)
            -Mapa de unidades morfoestructurales de relieve de la España peninsular (pág. 38)
Tema: “Los rasgos fundamentales del relieve peninsular: las grandes unidades morfoestructurales y los tipos de relieve dominantes” (págs. 37-46)
Unidad 2: La diversidad climática
Aunque la vegetación es tratada por el libro en la siguiente unidad, en selectividad va unida al tema del clima. De ahí que aparezcan los materiales de vegetación aquí.
Mapas: -Climogramas
            -Mapa de dominios climáticos (pág. 70)
            -Mapa de temperaturas medias (pág. 61)
            -Mapa de precipitaciones medias (pág. 62)
            -Mapa de amplitud térmica (pág. 61)
            -Mapa de formaciones vegetales en España (pág. 92)
            -Cliseries de Pirineos y Sistema Ibérico (págs. 97 y 105)
Tema: “Los grandes dominios bioclimáticos de la España peninsular: dominio oceánico y mediterráneo (rasgos climáticos y formaciones vegetales)” (págs. 70-74 y págs. 92-96)
Unidad 3: La diversidad hídrica
Mapas: -Mapa de vertientes y cuencas fluviales (pág. 87)
            -Regímenes fluviales (págs. 106-107)
Tema: “Recursos y demandas hídricas en España” (págs. 87-90 y 114-117)
Unidad 4: Los paisajes naturales
Tema: “Los principales problemas medioambientales en España (pág. 120-130)
Unidad 5: Los espacios del sector primario
Mapas: -Gráfico sobre la evolución del porcentaje de población activa que sirva para todos los sectores (pág. 306)
            -Gráfico sobre la evolución de la participación de las actividades agrarias en la ocupación y el PIB (pág. 169)
            -Mapa de regadíos (pág. 152)
Tema: “Dinámicas recientes del mundo rural” (págs. 168-172)
Unidad 6: Los espacios industriales
Mapas: -Gráfico sobre la evolución de la participación del sector industrial en el PIB (pág. 209)
            -Gráfico sobre la evolución del gasto en I+D (pág. 216)
            -Mapa Áreas industriales en España (pág. 220)
Tema: “La actividad industrial en un mundo globalizado. La industria española: factores de localización y su distribución actual” (págs. 217-223)
Unidad 7: Los espacios de servicios
Mapas:- Mapa sobre la participación del sector terciario en el PIB (pág. 237)
            -Mapa de carreteras de España peninsular (pág. 243)
            -Mapa sobre el tráfico de los principales puertos españoles (pág. 248)
            -Mapa de tráfico de pasajeros y mercancías en los aeropuertos comerciales (pág. 250)
            -Gráfico sobre la evolución del nº de visitantes y de los ingresos por turismo (pág. 255)
            -Gráfico sobre la estacionalidad del turismo extranjero en España (pág. 258)
            -Mapa de turismo internacional por comunidades autónomas (pág. 260)
            -Gráfico de procedencia del turismo extranjero (pág. 257)
Temas: -“Los sistemas de transporte terrestres (rasgos generales y problemática) y su repercusión en la vertebración del territorio a diferentes escalas (Aragón, Península Ibérica y conexiones con el resto de Europa” (págs. 242-247 y 345-347)
            -“Principales repercusiones del turismo en España: demográficas, económicas, territoriales, medioambientales” (págs. 261-263)
Unidad 8: La población española
Mapas: -Mapa de densidad de población provincial (fotocopia de selectividad)
            -Gráfico sobre la evolución de la natalidad, mortalidad y crecimiento natural desde los años 70 en España (pág. 281)
            -Mapa sobre tasa de natalidad, mortalidad y crecimiento natural actual por provincias (págs. 284-285)
            -Gráfico sobre la evolución del número de inmigrantes en España en los últimos años (pág. 297)
            -Pirámides de edades actuales de España (pág. 300)
            -Gráfico de la evolución de la tasa de paro desde 1970 hasta la actualidad (pág. 304)
            -Gráfico sobre la evolución de la población ocupada por sectores económicos (pág.306)
            -Mapa del reparto de la población activa industrial (pág. 305)
Tema: “La población española actual: estructura, evolución y problemática. Movimientos migratorios en los últimos años” (págs. 300-302, 281-285, 288-291, 296-297)
Unidad 9: El espacio urbano
Planos: Barcelona, Zaragoza, Huesca, Valencia, Córdoba, Teruel, Madrid
             -Mapa del sistema urbano peninsular (pág. 341)
Temas: “La problemática de la vida en las ciudades: problemas derivados de la planificación urbana, socioeconómicos y ambientales” (págs. 333-340)
Unidad 12: España en el mundo
Gráficos y textos: los ofrecidos por selectividad y en el tema fotocopiado sobre la globalización.
Tema: “Globalización y diversidad: los procesos de mundialización, sus características y consecuencias. Grandes áreas neoeconómicas mundiales y desigualdades”

Comentario de texto 13

TEXTO 13  COMENTADO


Nos encontramos frente a un texto de naturaleza política, concretamente se trata de un fragmento de una conferencia. La realizó José Francisco Prat (Josep Prat), un sindicalista catalán precursor del movimiento anarcosindicalista, colaborador de muchos periódicos obreros como Tierra y Libertad y El Productor. Dicha conferencia se realiza en el Centro Obrero de Barcelona, fundado en 1884.

El autor utiliza dos preguntas retóricas para exponer la condición de la mujer en los primeros años del siglo XX "¿Cómo viven ¡as mujeres? ¿Qué son para nosotros, los hombres?" Distingue entre las mujeres de clase alta y las mujeres obreras. Sintetiza, en primer lugar y a grandes trazos, un esquema del modelo femenino burgués: ligero barniz cultural, matrimonio, maternidad y elegancia en el vestir como ostentación del poder económico del marido. La mujer obrera, vuelve a sintetizar, ligada al trabajo manual du­rante largas jornadas, mal pagada, mal alimentada y en riesgo siempre de caer enferma.
Ambos prototipos de mujer sufren por igual "el abandono intelectual", es decir, la no conciencia de sus derechos, que no puede aflorar en ellas por la carga moral, instalada en sus conciencias desde la niñez, de una larga lista de deberes


Es de destacar ya cómo existe entre el movimiento obrero una preocupación - dado el pésimo sistema educativo público estatal y el control de la Iglesia en este ámbito-por cubrir un hueco en la formación cultural del proletariado con centros como este Centro Obrero, Ateneos populares, etc. El destinatario es público, y es lógico presuponer que se componga predominantemente de trabajadores y, dado el tema a tratar, también trabajadoras.
El autor trata de concienciar al auditorio sobre la injusta situación de la mujer, aunque, de acuerdo con su ideología política, estableciendo las diferencias que se crean según la clase social a la que perteneciera ésta.

El texto está contextualizado en España, en la ciudad de Barcelona, a principios del siglo XX, concretamente en el año 1903, en el periodo de la Restauración, que consistió, tras la I Republica, en la vuelta de los Borbones con una monarquía constitucional al cargo de Alfonso XII, apoyada por los Partidos Liberal y Conservador con la idea de devolver la estabilidad a España. A nivel del mundo obrero, es de destacar la Ley de Asociaciones que permitía a los obreros reunirse en sindicatos para defender sus derechos. Se promulgó también la libertad de prensa y la extensión del sufragio
universal masculino; todo ello a partir de 1880. Aparecieron nuevos partidos políticos y sindicatos, tanto anarquistas como socialistas. De estos último nace el Sindicato de la UGT, que comienza llamándose Centro Obrero de Barcelona, y es aquí, en Cataluña, donde se sitúan la mayor parte de los movimientos obreros del siglo, aunque muchos de ellos se vieron duramente reprimidos por diferentes gobiernos de la Resatauración.

A pesar de todos lo movimientos sociales y políticos que se levantaron durante esos años, éstos se centraban en la búsqueda de más derechos laborales y políticos para los hombres, dejando a una lado a la mujer, existiendo una marcada diferencia entre sexos tanto en el ámbito legal como educativo, quedando ella en un papel secundario en la sociedad, cuya función era meramente mantener el equilibrio de la familia y el hogar. Por ello, la educación que recibía estaba sólo dedicada a su alfabetización, a enseñarle los valores cristianos para que pudiese ser una buena madre y esposa, y a que aprendiera las labores domésticas y de costura. No se buscaba para nada una mujer sabia, sino una mujer que cumpliese con su papel en la sociedad. Además, al casarse la mujer perdía incluso el derecho a administrar sus propios bienes, siendo ya totalmente dependiente de su esposo, bajo el deber de pedirle permiso a la hora de realizar cualquier negocio. Las solteras, en cambio, en este aspecto tenían derechos similares a los de los hombres (firmar contratos o establecer negocios). Los hombres debían ocuparse del mantenimiento económico de! hogar; las mujeres, de la educación de los hijos y de los asuntos de organización doméstica. La autoridad en el hogar, según el Código Civil, la detentaba el marido, cuyas órdenes no podían ser desobedecidas por la mujer bajo pena de cárcel de entre 5 y 15 años.

Dada pues esta visión de la mujer, no es de extrañar que se le otorgase también una fuerte importancia a su vestimenta, especialmente a la mujer burguesa, dado que su aspecto físico hablaría también de la capacidad adquisitiva de la familia. La silueta de la mujer quedaba moldeada por ceñidos corsés que le daban un aspecto a la cintura diminuto, realzando las caderas. Estos diseños oprimían el estómago y otros órganos internos hacia dentro y hacia arriba, dificultando también la respiración, dando una sensación de menos vitalidad. Además, a finales de este siglo, utilizaban también una almohadilla llamada polisón que se colocaba sobre los glúteos, realzando ésta parte del cuerpo. Los vestidos se llenaban de encajes y otros detalles decorativos, dándoles aspecto más lujoso, y estaban compuestos por largas faldas y corpiños hasta el cuello. A esto hay que sumarle las enaguas y aros para dar volumen al vestido. Todo el conjunto tenía un peso de unos 10 kg.
Los modales que debían mantener también eran muy importantes. Durante esta época se mantuvo la moda de comer "como un pajarito", con pequeños bocados, y hablar débilmente. Como es de imaginar, todo esto aumentaba la sensación de la mujer como "sexo débil" y necesariamente subordinada al hombre.

En cuanto al mundo laboral, se identificaba a la mujer sólo con algunos puestos de trabajo, sobretodo como obrera en el sector textil y en las fábricas de tabaco, sin permitirle situarse en otros puestos que se veían destinados sólo para el hombre, y considerándola siempre como mano de obra barata. Es importante destacar también la diferencia salarial, ya que la mujer cobraba la mitad que un hombre realizando el mismo trabajo. Se consideraba que la mujer tenía una tasa de producción
mucho menor, y que el hombre, visto como el responsable de la familia, debía llevar al hogar dinero para mantenerla.

A raíz de todas estas diferencias que discriminaban a la mujer, se crearon una serie de asociaciones parecidas a los sindicatos que revindicaban la igualdad en los derechos de la mujer a los del hombre en la sociedad, el feminismo. El feminismo español tuvo como movimiento social una menor envergadura que en la mayoría de los países desarrollados europeos. Siempre estuvo centrado en la reivindicación de los derechos sociales como el derecho a la educación o al trabajo ya que no buscaban igual política a la hora de pedir su derecho a voto Donde más cambio se produjo fue en la educación, aunque seguían impartiendo las pautas sobre el comportamiento dentro de las labores domésticas de la mujer.

El reconocimiento oficial del derecho a la educación superior no se produjo hasta 1910. A lo largo de todo el siglo XIX, el analfabetismo femenino se mantuvo en tasas enormemente altas que rondaban el 70% en muchas zonas.
Hasta principios del siglo XX no se puede hablar con propiedad de un movimiento colectivo de emancipación femenina que vino de la mano del movimiento femenino denominado las sufragistas que defendían el derecho de voto de la mujer española, aunque no se produjo hasta 1931.
Hubo muchas mujeres que se sumaron a este nuevo movimiento, algunas de ellas son: Dolors Monserdà, que defendió los derechos de la mujer desde el catolicismo y se centro en la difusión de la educación, María Echarri, que promovió medidas para mejor la calidad del trabajo en fábricas con la Ley de la Silla, en la que reivindicaba que a los trabajadores se les proporcionara sillas, y la más conocida fue Clara Campoamor que fue una de las mayores promotoras, y dirigente de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas creada en 1918.


Los primeros planteamientos de la doctrina que hoy conocemos como Feminismo se dieron en el pensamiento de los filósofos y de las mujeres de letras del siglo XVIII. Así, durante la Revolución Francesa aparecen asociaciones de mujeres que demandan que la libertad, la igualdad y la fraternidad se apliquen sin distinción de sexos. Estas ideas fue­ron desatendidas cuando se impuso en Europa el modelo de Código Civil de Napoleón, que consagraba jurídicamente la dependencia de la mujer a la autoridad de! padre o el marido y su influencia abarcó todo el siglo XIX.
Las primeras protestas femeninas aparecieron en Inglaterra y en Francia, cuando el denominado movimiento Sufragista luchó por conseguir el derecho al voto para la mujer. Sin embargo, el movimiento sufragista no tuvo en España la misma trascendencia que en estos países europeos. Las primeras mujeres que destacaron en la defensa de la mujer, como Doíors Ivíonserdá, Teresa Claramunt o María de Echarri centraron sus reivindicaciones en el terreno de las mejoras laborales y no tanto en la demanda del derecho político al sufragio. Fue a partir de 1918, y con la generación pró­xima a la Segunda República, cuando se exigió el voto femenino como derecho incues­tionable. Destacaron en este sentido Clara Campe-amor o Victoria Kent


La equiparación de los sexos no llegó a España hasta 1931, pero, iras el breve pa­réntesis republicano, el franquismo retornó al Código Civil de 1889 y se volvió a consa­grar la inferioridad jurídica de la mujer.
La Constitución de 1978 establece la igualdad de sexos en todos los ámbitos, como símbolo del sistema democrático.
En el siglo XIX y primeros años del siglo XX todas las mujeres sufrían una desigual situación frente a los hombres en varios aspectos de sus vidas pero es de la mujer obrera de la que se ha dicho que padecía una triple discriminación: la misma explotación que los hombres en e! trabajo, menor sueldo por la misma dedicación y la exclusividad de las tareas domésticas que recaían sobre ella. A estas tres discriminaciones hay que aña­dir todas las que también padecían las mujeres de las clases acomodadas.



La idea principal del texto es la crítica a la situación de la mujer en esa época, muy por debajo del hombre, estableciendo también una pronunciada diferencia en la mujer dependiendo de la clase social a la que perteneciese en cuanto a la educación, al mundo laboral y su situación en el hogar. Pero todas ellas tenía un punto en común: la situación de subordinación y dependencia de la mujer respecto al hombre.

La estructura del texto divide sus ideas en tres párrafos claros: Comienza hablando de las mujeres burguesas. Diferencia entre la educación que recibían las mujeres y la que se les proporcionaba a los hombres. A las mujeres de la clase alta o burguesa se le
permitía adquirir un grado de cultura para evitar que fuesen analfabetas ("Lectura, escritura, un poco de historia y geografía, pintura, un par de idiomas, música, baile"), diferenciando así su nivel social
 de la mujer obrera; y sobre todo, alcanzar su meta (el matrimonio) y poder cumplir su función en la sociedad siendo una buena madre y esposa, para lo que, como ya hemos dicho, necesitaba conocer
los valores cristianos ("una gran dosis de religión"). El texto continúa hablando del valor que tenía la mujer como objeto de adorno, ya que su estética era uno de los indicios que se tenían en cuenta a la hora de valorar el nivel adquisitivo de una familia, dándole pues mayor importancia a "vestir a la última moda", con vestidos y joyas muy lujosos, que a sus conocimientos y su sabiduría ("pocas veces puede decirse que es inteligente").

Además, se nombra también una diferencia importante en  el aspecto legal: la mujer, al casarse, perdía la mayoría de sus derechos legales, y el marido adquiría
el poder de administrar sus bienes, perdiendo ya la poca dependencia y capacidad de decisión que le queda ("No puede disponer de ellos sin el consentimiento del padre o el marido")
Continúa hablando de la mujer obrera o de la clase popular. Esta vez se centra en el tema del trabajo, hablando del duro horario laboral al que estaban sometidas (todos los obreros tenían una jornada de 12 a 14 horas durante seis días a la semana) y nombra de pasada el trabajo infantil ("Apenas acaba de salir de la cuna ya se ocupa de las tareas domésticas o de ir al taller"). Laboralmente se consideraba que trabajar a cambio de un sueldo era propio de la clase obrera por lo que, entre mujeres de la burguesía, no se planteaba la cuestión salvo en caso de extrema necesidad, que se procuraba remediar encontrando a un marido que les evitase el trabajo fuera del hogar. La mujeres de las clases económicas inferiores, sin embargo, habían trabajado siempre. Antes de la industrialización colaboraban en e! campo con los hombres, se ocupaban en exclusiva del hogar, del cuidado de los niños y además eran las encargadas de elaborar los productos domésticos que aún no se comer­cializaban: pan, jabón, ropa, etc. La industrialización cambió la vida de mujeres y hom­bres de la clase obrera: largas jornadas de trabajo, hogares sin condiciones de habitabi­lidad y sueldos que sólo permitían cubrir las necesidades básicas. Se consideraba, sin embargo, que la mujer no tenía las mismas capacidades que el hombre y, por lo tanto, su trabajo era considerado complementario y se pagaba peor, entre un 50% y un 60% me­nos. Bien es cierto que la no mecanización de determinadas tareas requería aún una gran fuerza física, pero también lo es que, al querer reproducir la clase obrera el patrón bur­gués, el ideal femenino obrero era no trabajar fuera del hogar y, por tanto, las mujeres no se preocuparon por su promoción profesional y se resignaron a las tareas industriales más secundarías. Otro campo laboral copado prácticamente por la mujer obrera fue el trabajo doméstico en casas de la burguesía, donde además de tener la manutención asegurada obtenían un pequeño sueldo a cambio de jornadas con horarios interminables.
La escolarizacíón de los hijos de la clase obrera fue una cuestión que no se planteó hasta bien entrado el siglo XIX, y menos la de las niñas, que se consideraba una cues­tión secundaria. El avance más importante del siglo XIX fue la Ley Moyano de 1857, que establecía la obligatoriedad de acudir a la escuela para todos los niños y niñas entre 6 y 9 años pero, en la práctica, la escolarización total no se llevó a término. En Catalu­ña, por ejemplo, en 1860 estaban escolarizados el 62% de los niños y el 38% de las ni­ñas. Estas diferencias explican que todavía en 1930 el analfabetismo de las mujeres fuese un 15% más elevado que el de íos hombres, y que a nivel de toda España en las escuelas de primaria hubiese cuatro niños por cada niña escolarizada.


Concluimos que, pese a sus diferencias salariales y a lo poco considerado que estaba su labor, que se manifestaba con una pronunciada diferencia en el salario, la mujer obrera y campesina de la clase media-baja constituyeron una importante fuerza de trabajo. La nombrada diferencia salarial también aparece reflejada en el texto ("llevar al final de la semana unas monedas que no son suficientes ni para pagar al médico o al boticario") lo que provocaba que el de la mujer no sirviera como forma  medio de vida familiar sino como un auxiliar, hecho que interesaba a la sociedad, manteniendo la subordinación de la mujer al hombre. Además, la mujer obrera solía trabajar en unas condiciones
muy lamentables, lo que podía perjudicar gravemente su salud ("curen las enfermedades contraídas durante el trabajo"). Estos dos aspectos de la vida de la mujer obrera hacen que su trabajo en  realidad no sea para nada rentable y beneficioso.

Hace referencia también a la educación de la mujer obrera, pues había un 15% más de población femenina analfabeta que de masculina.
Para cerrar el discurso, finalmente, hace un resumen general de la discriminación de la mujer con el tema de su cantidad de deberes, nombrando algunos en las dos últimas líneas del texto ("Deberes de sumisión, deberes de obediencia, deberes de resignación, deberes de hija, deberes de esposa, deberes de madre...") y sus escasos derechos, prácticamente nulos ("Ella nada sabe de sus derechos"). Además, la ley , el Código Civil de 1889, que recogía algunos de los principios del de 1851 sobre los derechos de las mujeres, no la consideraban completamente persona jurídica aunque distinguía entre casadas y solteras. La mujer  no podía ni comprar ni alquilar ni vender sin permiso del marido, aunque fueran de su propiedad. Tampoco podía ejercer una profesión ni declarar sin permiso marital. A la soltera, sin embargo, aunque en otros aspectos sufría más  discriminaciones que la casada, se le permitía libertad mercantil para gestionar su patrimonio. El Código Civil establecía también otras diferencias significativas; por ejemplo, por los crímenes pasionales, la femenina era considerada como adulterio y estaba penada; la masculina, si se producía sin escándalo, era permitida legalmente. La esposa, podía recibir cadena perpetua, mientras que el hombres se veían sancionados con seis meses en prisión o seis años de exilio. Otra vez se aprecia la subordinación de la mujer al hombre, marcada en el texto con la expresión "esclava de un esclavo", frase que demuestra también la ideología anarquista del conferenciante.

El autor, Josep F. Prat, trata el tema de forma objetiva, puesto que los hechos son todos reales, dedicándose a describir la situación de la mujer tal y como se daba en la época, aunque tiene un grado de subjetividad dada su ideología anarquista dirigida hacia la igualdad en la sociedad y especialmente en el mundo del trabajo. La explicación de los hechos es claramente real, ya que se dedica a describir la situación de la mujer tal y como se daba en la época según su nivel social, y como se refleja en numerosos documentos, e incluso en novelas como La Regenta (Leopoldo Alas).

El texto aun así no tuvo mucha repercusión, dado que tampoco cambió mucho la situación de la mujer hasta más avanzado el siglo, ni siquiera entre las asociaciones obreras en donde está situado. Las feministas en este siglo actuaron sobre todo en el ámbito educativo, laboral y social. En España, los cambios fueron mínimos, ya que aunque en Europa empezaron a cambiar las costumbres y las
ideas, en España éstas no acababan de encajar. Aun así en las universidades y escuelas aumentó el número de mujeres estudiando, que anteriormente se establecía en una proporción de una estudiante por cada 8 estudiantes chicos. Con la entrada de más mujeres en el terreno estudiantil se deja más de lado la idea de la mujer encerrada en el ámbito doméstico, aunque como ya decimos en España el cambio fue mínimo.
En cuanto al matrimonio, seguían dándose casos de matrimonios por conveniencia, importando más el aspecto económico que el amor que existiese, aunque aumentó la media de edad de las mujeres al casarse.
En el aspecto de vestuario se produjo un "destape" en la Europa posterior ala Gran Guerra introducido por la diseñadora Coco Chanel, acortándose la falda hasta enseñar el tobillo e incluso parte de pierna, sustituyendo el corsé por el sujetador y cambiando las telas utilizadas para tejer.
Además, las mujeres se impulsaron por este espíritu más liberal y se produjeron los primeros cortes radicales de pelo y una extensión del uso de maquillajes llamativos, como pintauñas y pintalabios de colores intensos. Unos años después, se introdujo también el uso de pantalones. En 1933 la mujer  ganó el derecho a voto, introduciéndose el sufragio universal, y algunas mujeres se presentaron en las listas electorales (Clara Campoamor con el Partido Radical, Margarita Nelken con el PSOE...).
En 1934 la moda que había introducido Coco Chanel perdió intensidad, volviendo los corsés. En el ámbito laboral, la mujer pudo acceder a cargos públicos. Además, el trabajo femenino se empezó a ver regulado por las empresas y por el Estado, no sólo atendiendo a las reivindicaciones de los sindicatos, sino también al propio interés económico. Con todos estos cambios, no es hasta los a los sesenta del siglo XX cuando la mujer de verdad empieza a igualar sus papeles a los del hombre.














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Comentario de texto 12

TEXTO 12 COMENTADO      Tratado de paz entre España y Estados Unidos


Es el Tratado de paz ente Estados Unidos y España en 1898. Es una parte del mismo. Texto político de la Historia de las relaciones internacionales. Por supuesto es una fuente primaria de 1898 y que lo redactan las delegaciones de ambos países para poner fin a la Guerra hispano-norteamericana.
En los últimos años del siglo XIX España afrontó la pérdida de sus últimas colonias. El suceso impactó a gran parte de la sociedad española y produjo una grave crisis moral a los más lúcidos de sus componentes. Aunque el sistema político y social de la Restauración siguió más o menos estable dos décadas del siglo XX, sus fisuras, cada vez importantes, lo harían ya definitivamente inviable.
La Paz de París (1898) puso fin la guerra entre España, potencia colonial, y Estados Unidos, que prestaba su apoyo a los cubanos en su lucha por la independencia. Cuba y Puerto Rico eran las únicas colonias que España poseía desde que, en 1824, se hubieran emancipado el resto de sus territorios americanos. Cuba era la principal exportadora mundial de azúcar y también gran productora de café y de tabaco. España controlaba el comercio de la isla y aunque permitía que vendiera libremente, no permitía que entraran en la isla productos que no fueran españoles sin pagar tasas arancelarias. Las primeras demandas cubanas apostaban en un principio por un sistema autonómico que representara los intereses de los criollos. Los criollos eran hacendados blancos descendientes de españoles pero nacidos ya en la isla y que poseían gran parte de los ingenios, denomina­ción local de las explotaciones agrícolas de azúcar. Demandaban representación en las Cortes, participación en el gobierno de la isla, abolición de la esclavitud y libertad de comercio. Estos intereses se oponían a los de los grandes propietarios españoles, los negreros, el gobierno español en la colonia y los grandes comerciantes españoles.
Las posturas se fueron radicalizando: de las demandas autonómicas se pasó abier­tamente a las independentistas, hasta que, con la entrada en el conflicto a favor de los cubanos de una nueva potencia colonial, los Estados Unidos, España acabó cediéndole !a isla.

El tratado de Paz de París señaló el final del conflicto, en el que pueden señalarse las siguientes fases:

  • La guerra de los Diez Años (1868-78): Los criollos demandaban autonomía, liber­tad de comercio y fin de la esclavitud, con lo que su protesta contó con el apoyo popular de los cubanos. No fue hasta 1878, ya en el reinado de Alfonso XII, cuando se logró militarmente el final del conflicto, con la Paz de Zanjón. Se prometió a los cubanos reformas políticas y administrativas, tener representantes en las Cortes y la abolición de la esclavitud, que no se declararía hasta 1888.
  • La Guerra chiquita (1879): El retraso o incumplimiento de los acuerdos de la Paz de Zanjón provocó de nuevo otra sublevación cubana que fue nuevamente sofocada al cabo de unos meses.
  • La gran insurrección (1895-98): Desde 1890 el independentismo había ido ganando terreno al autonomismo. En 1893 José Martí había fundado el Partido Revoluciona­rio Cubano que, declaradamente independentista, agrupó a todos los caudillos ven­cidos en la Paz de Zanjón al tiempo que buscó apoyos exteriores, preferentemente en Estados Unidos. Este país se mostraba muy molesto con el gobierno español, entre otras cosas porque el gobierno de Cánovas había elevado las tarifas arancelarias para los productos no españoles que se vendieran en la isla. Por estos años, Estados Uni­dos compraba el 88/1% de las exportaciones cubanas y no vendía a la isla más del 32% de sus importaciones puesto que los productos americanos no podían competir con los españoles, libres de tasas arancelarias.
Las hostilidades comenzaron en 1895, Cánovas del Castillo, jefe del              gobierno espa­ñol, envió al general Martínez Campos y después al general Weyler caracterizados, sobretodo este último, por sus métodos represivos con los que no consiguieron apaci­guar la isla. A partir de 1897, España cambió de estrategia. Se planteó la conciliación de intereses aceptando conceder la autonomía para no llegar a tener que conceder la independencia. Pretendía evitar, además, la injerencia directa de los Estados Unidos que ya estaba enviando armas a los insurrectos. La situación extrema de las hostili­dades ya no hizo posible la conciliación.
·        La intervención de los Estados Unidos, La Paz de París. El denominado incidente del Maine (abril 1898), acorazado americano que estalló en la bahía de La Habana, proporcionó el argumento a los Estados Unidos para enviar un ultimátum al gobierno español Aceptar el ultimátum y entregar Cuba a los americanos sin luchar, fue con­siderado humillante por el gobierno, aunque éste fuera consciente de sus nulas posi­bilidades ante el poderío militar americano. La guerra hispano-norteamericana se dirimió en el mar, en la batalla de Santiago, en un desigual combate entre maltrechos barcos y modernos navíos.

El tratado afectó concretamente a los siguientes espacios geográficos mencionados en el texto:

1. Isla de Puerto Rico: perteneciente al archipiélago de las Antillas de las colonias americanas más antiguas de España pues fue descubierta por Colón en 1593   Avanzado el siglo XIX y a partir de 1868 empezó a surgir una conciencia nacionalista que recibió la influencia del pensamiento del cubano José Martí. En 1898 y en el transcurso de la guerra Hispano-norteamericana, el ejército estadounidense la ocupó militarmente.
2. Isla de Guam. Isla del Pacífico situada en la Micronesia y en el archipiélago de las Marianas. Había sido descubierta por Magallanes (1521) y desde el siglo XVII perte­necía a España. Su situación geográfica la convertía en un objetivo de los intereses imperialistas de los Estados Unidos.
3. Islas Filipinas: El archipiélago de las Filipinas, el punto más oriental del imperio español, pertenecía a España desde el remado de Felipe II. Su ocupación se había ido manteniendo porque era un enclave que facilitaba los intercambios con el continente asiático. Desde 1896 había comenzado una rebelión con propósitos independentistas. Los intereses españoles en Filipinas no eran del mismo volumen que en Cuba y si bien residían en el archipiélago un gran número de misioneros, no existía una impor­tante colonia española de quien defender sus intereses. También aquí la escuadra española presentó cara a la norteamericana y fracasó en la batalla de Cavite, deján­dole el paso libre a los Estados Unidos para la ocupación del archipiélago



Los cuatro artículos que reproduce el texto estipulan las principales condiciones del tratado de paz entre España y los Estados Unidos. El tratado es conocido con el nombre de Paz de París por haberse firmado en esta ciudad, en 1898. Se acuerda la cesión de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a los Estados Unidos, el intercambio de prisioneros y el pago de veinte millones de dólares a España.

Las extensas colonias americanas que España poseía desde el siglo XV habían iniciado  el proceso de emancipación en los inicios del siglo XIX. En plena crisis del sistema político del Antiguo Régimen, la difusión de las ideas liberales junto con una política colonial incoherente facilitaron el proceso independentista. Entre 1808 y 1824, España perdió todo su imperio colonial americano menos Cuba y Puerto Rico. Filipinas y la isla de Guam en Asia y los territorios africanos continuaron también bajo su mandato.
Las consecuencias que se derivaron de la Paz de París son de diferente naturaleza y de diferente intensidad:
a) Humanas: Los historiadores estiman el número de víctimas mortales en la Guerra de Cuba alrededor de las 32.000, sobre un ejército de 180.000 soldados.
b)  Económicas: La desaparición del mercado colonial hacía presagiar un desastre económico pero las repercusiones fueron, en este terreno, menores de las previstas. En  un primer momento el textil catalán o las harinas castellanas se vieron afectados pero la repatriación de capitales provenientes de las colonias sirvió a medio plazo para la renovación de la estructura productiva, la renovación energética con la electricidad y, en general, para el crecimiento

c) Políticas; Si bien se cuestionó el sistema canovista de la Restauración, éste continuó con el nuevo monarca Alfonso XIII aunque con otras personalidades que por relevo generacional, sustituyeron a Cánovas y Sagasta y que intentaron poner en práctica programas regeneracionistas. También puede considerarse una consecuencia política la nueva expansión colonial que España iniciará a partir de 1900 en Marruecos con el fin de explotar sus recursos pero también restaurar su imagen dañada en la guerra de Cuba.

d) Ideológicas: Fue en terreno del imaginario colectivo donde la crisis tuvo mayor ca­lado. Sus manifestaciones fueron el desencanto y la frustración ante la ruptura de un mito colectivo como era el de ser una gran potencia colonial. Se impuso la realidad evidente de haber pasado a ser una potencia muy secundaria, en un contexto inter­nacional de construcción de grandes imperios coloniales. Algunos pensadores, forma­dos en la Institución Libre de Enseñaza, formularon propuestas regeneracionistas co­mo el aragonés Joaquín Costa, al tiempo que algunos literatos, críticos como Costa con el sistema político, se agruparan para analizar "el problema de España" como problema moral, social y cultural.
e) Militares: El fracaso en la guerra de Cuba fue un golpe para el orgullo de la clase militar española. Tanto más porque la ineficacia de los militares españoles fue divul­gada por la prensa extranjera y su actuación, cuestionada por la española. Sectores del estamento militar empezaron a alimentar un sentimiento corporativo que culpaba al sistema político y a sus líderes de los fracasos del ejército. Si hacía tres décadas que no se habían producido pronunciamientos militares, con el fracaso colonial se inició de nuevo un proceso de injerencia militar que culminaría en 1923 con el golpe de estado de Primo de Rivera.

La expresión "El Desastre del 98" proviene de un telegrama que envió el almirante que mandaba las tropas españolas en la derrota de Filipinas. Para la historiografía, ha pasado a significar el proceso que sirve de contexto histórico a la pérdida de las últimas colonias:
  • Una política colonial inadecuada por parte de España que desemboca en la guerra de emancipación cubana.
  • Una guerra de emancipación situada en un punto geográfico y en un momento histórico (1895-1905) de avance imperialista
  •  Una intervención norteamericana de objetivos no coincidentes con los planteamientos de los emancipadores.